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Azkena Rock Festival 2016: crónica del viernes


Desde una semana antes de la celebración del festival se venía hablando del mal tiempo, de las lluvias casi torrenciales y del frío, aun más intenso del ya habitual vitoriano, pero no por ya sabido dejó de condicionar todo el desarrollo del mismo desde el primer momento.

Porque llovía en la cola de las pulseras, llovía en la entrada al recinto mientras te encontrabas con viejos amigos, llovía mientras The London Souls acababan su concierto a ritmo de Jimi Hendrix y llovía cuando Daniel Romano intentaba levantar su pase en el escenario principal (denominado Lemmy Kilmister en tributo al fallecido líder de Motörhead). Y es que había más gente en las carpas instaladas, muy acertadamente, por la organización a última hora y ante lo imperioso del tiempo, que delante del escenario y así es difícil dar un buen concierto. Aun así el propio Daniel Romano, que se presentaba transmutado de honky-tonk singer en rockero moderno, y su banda dieron una lección de profesionalidad y bordaron un pase en el que recordó en más de una ocasión a Dylan mezclando temas lentos de inspiración country con otros más rockeros que llevó a pensar en gente como Ryan Adams o Chuck Prophet.


Pese a que seguía lloviendo decidimos abandonar las carpas y acudir al escenario dos, escenario David Bowie, en el que estaban a punto de salir The Vintage Trouble. Sabíamos de lo que es capaz este cuarteto mixto, cantante negro, Ty Taylor y banda (guitarra, bajo y batería) blanca, que mezclan rock clásico de impulso soul y que merced a la hipertactividad del cantante son ideales para un festival, por lo que se antojaban imprescindibles para levantar el festival.

Lo consiguieron moviendo al público bajo la lluvia que resguardado en impermeables del Decathlon bailó a antojo del cantante, dió palmas, hizo la ola y aupó al propio Ty Taylor que en ‘Run Like A River’ se tiró al público para surfear entre manos.

Cumplieron su papel consiguiendo que la gente se olvidara del mal tiempo y se centrara en que habían venido hasta Mendizabala a divertirse.


Lucinda Williams era uno de los platos fuertes del viernes y ya había gente frente al escenario principal pese a que seguía lloviendo, en ocasiones arreciando, pero el carisma de la de Lousiana hizo que mucha gente se olvidara de eso y esperara con ansia el concierto. Al final del mismo hubo división de opiniones: colmó expectativas pero también las frustró, hizo que gente se emocionara y que otra se aburriera, parte se fijó en lo positivo del concierto y parte se fijó en lo errático del comportamiento de Lucinda, en que leía las letras en un monitor, en que se mostró fragil y distraida o en que la banda en ocasiones careciera de pegada. A mi personalmente me gustó, un concierto que discurrió de más a menos con momentos álgidos como ese "Drunken Angel" del principio, "Changed the Locks" o el rush final con una potente "Honey Bee", un reivindicativo "Joy" que alargó contandonos lo que quería y no quería en su vida, siendo Donald Trump algo que no quería y un final festivalero con el clásico "Rockin’ In The Free World" de Neil Young que el público coreo puño en alto.


Mientras tanto, en el escenario "pequeño" y pese a contar con la dura competencia de Lucinda Williams a la misma hora, Los Brazos daban un conciertazo repleto de temas potentes y rockeros que dejaron más que satisfecha a una numerosa audiencia.


Sin lluvia, por fin, pasamos al escenario dos en el que los Blackberry Smoke ya habían comenzado su show. Es obvio que la banda tanto esteticamente como estilisticamente comparte más de una coincidencia con los Black Crowes, sobre todo los del principio, pero ello no resta un ápice de calidad a su propuesta, que en directo se ve acrecendentada merced a su calidad como instrumentistas. Con el mejor sonido del festival, o quizás es que nos habíamos podido quitar las capuchas de los chubasqueros y liberado los oídos, basaron su set en sonoridades sureñas "Six Ways to Sunday" o "Rock and Roll Again", jams como "Sleeping Dogs" en el que intercalaron el zeppeliniano "Your Time Is Gonna Come" y temas cañeros, en ocasiones alargados en exceso como "Ain't Much Left of Me" incluyendo unos versos del "Three Little Birds" de Bob Marley.


Aun a riesgo de ser dilapidado diré que me dió pena que se cayeran los Primal Scream, pese a que el Nicke Royale les "agradeció" su ausencia, pues nunca he visto a la banda de Bobby Gillespie y a los Copters les he visto con la del viernes, cuatro veces. Bien es cierto que se presentaban con la formación original, Dregen a a guitarra, presentado su primer disco "Supershitty To The Max" y que iba a ser su segundo concierto con esta formación, pero aun así prefería a los Primal Scream.

Debía ser el único porque el gentío que se agolpaba frente al escenario principal era ingente lo que nos obligó, sin mucho sacrificio he de decir, a ver el bolo desde la parte de atrás. Entre que desde allí el sonido era muy bajo, que no soy muy fan de los primeros discos de la banda, me gusta mucho más su segunda etapa, y que me pareció un pase un tanto deslabazado y con mucho parón entre tema y tema no conseguí entrar en el concierto. Aun así lo vimos entero hasta su cierre con "(Gotta Get Some Action) Now!" más por quienes fueron que por quienes estabamos viendo.


Jean Beauvoir

Ni Danzing ni Henry Rollins y su película nos atraían mucho así que decidimos ir al hotel a secarnos la tremenda chupa que aun teníamos y descansar para el intenso día que se nos avecinaba.


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