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Mundaka Festival: segunda jornada


Tras la divertida jornada del viernes decidimos pasar el día en Mundaka e intentar disfrutar de la oferta alternativa a la musical, centrada en lo gastronómico. Lamentablemente llegamos tarde a los diferentes stages así que optamos por potear y comer al aire libre lo que presagiaba una nueva apoteósica jornada festivalera.


Accedimos pronto al recinto pues no queríamos perdernos el concierto de los vizcaínos Last Fair Deal, un power trío al uso que recuerda a bandas clásicas de blues rock y hard rock setentero como Cream, Taste o ZZ Top o referentes más contemporáneos como The Steepwater Band o Radio Moscow. Pese al poco público oficiaron su pase con profesionalidad demostrando que son unos grandes instrumentistas y que tienen ya un repertorio muy bueno, que redondearon con covers de clásicos como el “Oh Well” de los Fleetwood Mac de Peter Green o el archiversionado “Shake It All Over”.


Mientras esperábamos el comienzo del concierto de Last Fair Deal coincidimos con el bajista de los californianos Allah-Las que con la tabla de surf se dirigía a coger unas olas antes de subirse al escenario. Esa es la actitud de la banda, un halo hippie y cierto desaliño surfero que se contagia a su música, tranquila, acústica, sin estridencias y con un regusto de nostalgia de fin de verano que encaja perfectamente en el espíritu del festival y en el recinto en el que se celebra. Si había una banda perfecta para tocar en el Mundaka Festival esa banda eran los Allah-Las.


A lo largo de pase, van desgranando sus éxitos, temas como “Catamaran”, “Had It All”, “Tell Me (What’s On Your Mind)”, o “Sacred Sands”, sin olvidar temas de su reciente trabajo "Calico Review" como la garajera “Could Be You”, ese trip psicodélico que es “Warmed Kippers” o la surfera "Satisfied". Un concierto ideal para el sitio y para el momento.


Tras el apacible concierto de los Allah-Las llega el turno de quemar suela y bailar soul pues el siguiente en saltar al escenario es la (recuperada) leyenda del soul Lee Fields. Antaño impersonator de James Brown y con una carrera musical reactivada merced a la etiqueta neo-soul que surgió a principio de la década, su presencia en el escenario siempre es garantia de clase, estilo y profesionalidad y sobre todo de un artista sincero que siente lo que canta y lo transmite perfectamente.


Como mandan los cánones del soul, la banda comienza la actuación con una intro instrumental para a continuación pasar a presentar al cantante y artista principal que irrumpe en el escenario entre vítores y aplausos del público. Así lo hicieron The Expressions la banda que respalda a Lee Fields en esta última etapa, tanto en estudio como en directo, y que solo se sale del guión para incorporar puntualmente unos riffs cargados de fuzz en la guitarra o unas variaciones de ritmo a la batería de corte más actual. Según va avanzando el show Lee Fields interactúa con el público, le anima a hacer coros y a dar palmas, a agitar los brazos o le cuenta anécdotas al presentar los temas (la del casino fue desternillante) y el público le responde con entusiasmo pues posiblemente esté presenciando el mejor concierto de la jornada. El final del concierto con un dramático “Faithful Man”, con los vientos de la banda rugiendo, la base rítmica llevando el tema cada vez más arriba y la guitarra rubricando los fraseos de un Lee desatado demuestra lo dicho. Solo ver a Lee Fields abandonando el escenario en un claro homenaje a James "Mr. Dynamite" Brown, ya compensa la adquisición del bono.


La afluencia de público fue paulatina a lo largo de la jornada, alcanzando su pico con el concierto de Beth Hart, cantante californiana conocida por el público rockero por sus colaboraciones con Joe Bonamassa pero que lleva más de veinte años en el mundo de la música. Se presenta en formato cuarteto, bajo, batería, guitarra y vocalista y desde el primer momento queda claro que la banda va a estar supeditada al lucimiento de la cantante y de su extraordinaria voz.


No somos seguidores de este tipo de música así que optamos por retirarnos al fondo y disfrutar del concierto cómodamente sentados. Lo que vimos fue un concierto de unos excelentes músicos muy profesionales, con una Beth Hart excepcional tanto a la guitarra acústica como al piano pero en el que notamos cierta falta de ritmo tanto en el tempo de las canciones como en su selección, así como igualmente echamos en falta algún músico más que respaldara la voz del vocalista.


Pese a que Ocean Colour Scene estaban anunciados como cabezas de cartel y programados a última hora para cerrar el festival, gran parte del público abandonó el recinto tras el concierto de Beth Hart, lo que no hizo sino acrecentar la sensación de fracaso que presagiabamos. Somos fans de los Ocean Colour Scene desde su segundo disco, el fenomenal “Moseley Shoals” y les hemos visto varias veces en concierto por lo que sabemos de lo que son capaces... y de lo que no; así tanto el anuncio de que vendrían al festival sin Steve Cradock, guitarrista oficial de la banda como la hora a la que estaban programados, 2:15 de la madrugada nos recordaban a su nefasta actuación en el Azkena Rock Festival hace unos años. Bien es cierto que el año pasado en el BBK Live, coincidiendo con el vigésimo aniversario de su disco "Moseley Shoals", nos ofrecieron un buen concierto, pero aun así nos temíamos lo peor y nada más salir a escena confirmaron nuestros temores. La guitarra apenas se oía y el sonido era el peor con diferencia en un festival en el cual el sonido ha sido perfecto. El cantante, Simon Fowler, mostraba evidentes signos de que se había pasado con el txakoli. Aún así comenzaron potentes con el rítmico "You've Got It Bad" que enlazaron con "The Riverboat Song", se oyó su mítico riff de guitarra inicial pero bajo y a lo lejos, frustrante. Y una pena pues el siguiente tema fue "The Circle", de nuevo lastrado por el deficiente sonido, pero que disfrutamos olvidando las pegas y eso que era difícil no ver a Fowler equivocarse tema (lo hizo con el siguiente "Lining Your Pockets"), improvisar canciones al margen del resto de la banda o trastabillarse en el escenario.


No obstante el siguiente tema "So Low" de su disco "One From The Modern" uno de mis favoritos de la banda, al igual que el siguiente "Profit in Peace" nos hizo recuperar la fe en la banda, no por la mejora del sonido sino porque esas canciones son más grandes que la vida y porque nos gusta mucho la banda. Con "Fleeting Mind" e "It's My Shadow" volvieron a recordar temas de "Moseles Shoals" comenzando una parte más acústica del concierto que continuaron con "Foxy's Folk Faced" y "This Day Should Last Forever" interrumpida por el clásico "Hundred Mile High City" que a pesar de no sonar tan contundente como debería hizo que el público comenzara a saltar y dar palmas.

Pero Fowler se encarga de arruinar un concierto que comenzaba a animarse al ponerse a ¿toser?, ¿croar?, en medio del himno "Better Day". Aún así decidimos perdonarle pues a continuación suena la intro de "Get Blown Away", uno de los mejores temas de su trabajo "Marchin' Already", disco al que también pertenecen "Travellers Tune" y "The Day We Caught the Train" -antes de estas sonó la folkie "One for the Road" del "Moseley Shoals"- grandes canciones con las que terminaron un concierto errático pero divertido en el que la calidad de las canciones pudo más que la actitud de los músicos. Pero aún había tiempo para un par de bises, una acústica "Robin Hood" que sirvió para que Fowler, a pesar de los pesares, se reinvindicara como gran vocalista y una desmadrada, y perfecta para finalizar el concierto, rendición del clásico de los Beatles "Day Tripper".


Sabemos perdonar a los amigos que tienen una mala noche después de habernos dado tantas y tantas otras noches de diversión así que también perdonaremos a los Ocean Colour Scene por un concierto irregular después de habernos regalado grandísimas canciones.


No nos quedamos al final de fiesta con el dj y lamentablemente no pudimos acudir a la apetitosa jornada del domingo, pero a buen seguro para el año que viene nos organizaremos mejor y acudiremos los tres días del festival, iremos a las sesiones gastronómicas y disfrutaremos de un festival muy, pero que muy especial y al que no podemos fallar en las siguientes ediciones.


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